Cerrar sugerencias Buscar Buscar. Saltar el carrusel. Carrusel anterior. Carrusel siguiente. Explora Audiolibros. Explora Revistas. Explora Podcasts Todos los podcasts. Dificultad Principiante Intermedio Avanzado. Explora Documentos. Listado de Obras de Emilio Carballido. Compartir este documento Compartir o incrustar documentos Opciones para compartir Compartir en Facebook, abre una nueva ventana Facebook.
Denunciar este documento. Marcar por contenido inapropiado. Descargar ahora. Detente un momento—me dijo— Disfruta de este sol matinal, Y aqui ante tanta gente y por la calle Te dire algo sen—sa—cio—nal. Que contagiosa felicidad la de mi amiga Que yo no pude menos, menos que sonreir; Pues ella, abrazando sus libros y girando, Bailaba ya un vals, un vals sin fin. Y no se si fue, simple coincidencia Pues en ese momento como un rayo de luz Se vieron volar miles de mariposas Y se pinto el cielo de blanco Y se pinto de azul.
Y carolina se echo a correr por las calles Y yo de loca me fui con ella tambien Y vi que a todos saludaba dejando a su paso…… Un perfume de miel… Con todos platicaba y a todos sonreia Y asi sin mas ni menos se puso a cantar.
Y los dias continuaron su marcha indiferente Y carolina…. Los dias siguieron su marcha, Y una tarde en la plaza la encontre Alla estaba sola sentada en una banca Y yo pues soy su amigo a ella me acerque.
Por que esas ojeras y el cabello desalineado Muchacha la falda la traes sucia Y los zapatos muy enlodados Porque te tiemblan las manos y los ojos Muy colorados, y esas lagrimas en tus mejillas…. Y me pregunto ahora, si nadie entr en la pieza contigua, quin cerr cautelosamente la puerta?
Qu misteriosa fuerza de gravedad. Por qu se instala aqu, de pronto, y sin que yo la invite, la voz de una mujer que habla en la calle? Y al oprimir la pluma, algo como la sangre late y circula en ella, y siento que las letras desiguales que escribo ahora, ms pequeas, ms trmulas, ms dbiles, ya no son de mi mano solamente. Este poema es interesante, ya que comienza con la voz narrativa del poeta, quien da paso a la voz narrativa de la muerte, a la que le ha dado una forma.
Comienza el poeta preguntndose qu le podra decir la muerte, pero no cualquier idea de muerte, sino su muerte particular, a la cual le ha otorgado la oportunidad de hablar. Despus de esto, la muerte comienza a hablar sobre cmo es parte del mismo autor, una parte tan intrnseca al poeta que no podra distinguirla si la tratara de buscar.
Le dice que siempre est presente, y que nada de lo que el poeta ha tratado de hacer para mantenerla lejos ha funcionado. En este punto, se podra creer que esta muerte podra tratarse, no precisamente de la muerte en s, sino de algo que le impide al poeta vivir, algn tipo de depresin que le hace creer que nada tiene importancia, que lo que l cree no es real y lo que hace no tiene significado.
Siendo as, la ltima estrofa del poema, donde el autor recupera la palabra, nos hace ver que el autor est tratando de alejarse de esa influencia que la muerte tiene sobre l, pero sin. Cerrar sugerencias Buscar Buscar. Saltar el carrusel. Carrusel anterior. Carrusel siguiente. Explora Audiolibros. Nunca hallo gusto cumplido porque, entre alivio y dolor, hallo culpa en el amor y disculpa en el olvido.
Esto de mi pena dura es algo del dolor fiero, y mucho ms no refiero porque pasa de locura. Si acaso me contradigo en este confuso error, aquel que tuviere amor entender lo que digo. Te quiero Luis Cernuda Espaa Te quiero. Te lo he dicho con el viento, jugueteando como animalillo en la arena o iracundo como rgano impetuoso; Te lo he dicho con el sol, que dora desnudos cuerpos juveniles y sonre en todas las cosas inocentes; Te lo he dicho con las nubes, frentes melanclicas que sostienen el cielo, tristezas fugitivas; Te lo he dicho con las plantas, leves criaturas transparentes que se cubren de rubor repentino; Te lo he dicho con el agua, vida luminosa que vela un fondo de sombra; te lo he dicho con el miedo, te lo he dicho con la alegra, con el hasto, con las terribles palabras.
Pero as no me basta: ms all de la vida, quiero decrtelo con la muerte; ms all del amor, quiero decrtelo con el olvido. Te quiero slo porque a ti te quiero, te odio sin fin, y odindote te ruego, y la medida de mi amor viajero es no verte y amarte como un ciego. Tal vez consumir la luz de enero, su rayo cruel, mi corazn entero, robndome la llave del sosiego.
En esta historia slo yo me muero y morir de amor porque te quiero, porque te quiero, amor, a sangre y fuego. No te vayas por una hora porque entonces en esa hora se juntan las gotas del desvelo y tal vez todo el humo que anda buscando casa venga a matar an mi corazn perdido. Ay que no se quebrante tu silueta en la arena, ay que no vuelen tus prpados en la ausencia: no te vayas por un minuto, bienamada, porque en ese minuto te habrs ido tan lejos que yo cruzar toda la tierra preguntando si volvers o si me dejars muriendo.
Y pensar que pudimos Ramn Lpez Velarde Mxico Y pensar que extraviamos la senda milagrosa en que se hubiera abierto nuestra ilusin, como perenne rosa Y pensar que pudimos enlazar nuestras manos y apurar en un beso la comunin de frtiles veranos Y pensar que pudimos, en una onda secreta de embriaguez, deslizamos, valsando un vals sin fin, por el planeta Y pensar que pudimos, al rendir la jornada, desde la sosegada sombra de tu portal y en una suave Ausencia Efrn Rebolledo Mxico Mi corazn enfermo de tu ausencia.
En dnde est tu rostro bendecido?. Qu sitios ilumina tu presencia?. Ya mis males no alivia tu clemencia,. Es intil que finja indiferencia,. Breve romance de ausencia Salvador Novo Mxico nico amor, ya tan mo que va sazonando el Tiempo: qu bien nos sabe la ausencia cuando nos estorba el cuerpo! Mis manos te han olvidado pero mis ojos te vieron No quiero encontrarte nunca, que ests conmigo y no quiero que despedace tu vida lo que fabrica mi sueo. Como un da me la diste viva tu imagen poseo, que a diario lavan mis ojos con lgrimas tu recuerdo.
Otro se fue, que no t, amor que clama el silencio si mis brazos y tu boca con las palabras partieron. Otro es ste, que no yo, mudo, conforme y eterno como este amor, ya tan mo que ir conmigo muriendo. Me doy cuenta de que me faltas Jaime Sabines Mxico Me doy cuenta de que me faltas y de que te busco entre las gentes, en el ruido, pero todo es intil.
Cuando me quedo solo me quedo mas solo solo por todas partes y por ti y por m. No hago sino esperar. Esperar todo el da hasta que no llegas. Hasta que me duermo y no ests y no has llegado y me quedo dormido y terriblemente cansado preguntando.
Amor, todos los das. Aqu a mi lado, junto a m, haces falta. Puedes empezar a leer esto y cuando llegues aqu empezar de nuevo. Cierra estas palabras como un crculo, como un aro, chalo a rodar, encindelo.
Estas cosas giran en torno a m igual que moscas, en mi garganta como moscas en un frasco. Yo estoy arruinado. Estoy arruinado de mis huesos, todo es pesadumbre. Chau nmero tres Mario Benedetti Uruguay Te dejo con tu vida tu trabajo tu gente con tus puestas de sol y tus amaneceres. Sembrando tu confianza te dejo junto al mundo derrotando imposibles segura sin seguro. Te dejo frente al mar Te dejo sin mis dudas pobres y malheridas sin mis inmadureces sin mi veterana. Pero tampoco creas a pie juntillas todo no creas nunca creas este falso abandono.
Estar donde menos lo esperes por ejemplo en un rbol aoso de oscuros cabeceos. Estar en un lejano horizonte sin horas en la huella del tacto en tu sombra y mi sombra.
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